La Responsabilidad Social en México

Escrito por
Gabriel Escaffi

La Responsabilidad Social en México

La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) en México tiene su origen a mediados del siglo XX en el Norte del país, donde se establecieron las primeras grandes empresas mexicanas y donde tuvieron su origen organizaciones empresariales como la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) y la organización Uniones Sociales de Empresarios de México, A.C (USEM) (Bonilla, 2009).

A partir de este hecho y bajo la influencia de las buenas prácticas internacionales en materia de RSE que llegaron con el proceso de globalización y la presencia de empresas transnacionales en el país, la RSE se comenzó a popularizar y a considerar un aspecto necesario y de gran valor y beneficio para las empresas. En 1992 surgió el Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi), que desde entonces ha liderado la evaluación y certificación de las empresas socialmente responsables en México. Posteriormente se han sumado diversos actores que han contribuido al crecimiento de la RSE en México, algunos de ellos son el Pacto Mundial de la ONU, la Red AliaRSE, Consejo Coordinador Empresarial (CCE), la CONCAMIN, entre otros.

‍En la última década, Mexico ha tenido avances significativos en materia de RSE y cada vez hay mayor conocimiento por parte de los empresarios sobre los beneficios que supone y de la necesidad social de implementarla.

‍Este cambio se ha dado tanto por parte de los propios empresarios como de la sociedad civil y del sector académico, que preocupado por impulsar la RSE ha realizado diversos proyectos e investigaciones. Por ejemplo, el Tecnológico de Monterrey y la Universidad Anáhuac Norte han contribuido significativamente.

‍Sin embargo, aún hay un largo camino que recorrer en materia de RSE para responder a las expectativas y necesidades sociales de la sociedad mexicana e igualar las buenas prácticas internacionales de países como Noruega, Suecia, o Finlandia, que de acuerdo con el Ranking de Sostenibilidad realizado por RobecoSAM en 2016, son los países que ocupan los tres primeros lugares en materia de sostenibilidad a nivel mundial, y en el cual México ocupa el lugar 48 de 62 países considerados para el estudio1, siendo así, el tercer lugar entre los países de América Latina que aparecen en la lista, superado únicamente por Chile que ocupa el lugar 30 y por Argentina en el lugar 40.

‍La RSE en México se encuentra todavía en una etapa inicial en la que los principales retos son el conocimiento de qué significa y sus implicaciones, cómo comunicarla y hacerla visible, sin hacerla parecer únicamente “un recurso al servicio de la imagen y las relaciones públicas de las empresas, o se le considere como una actividad periférica” (Pérez, s.a.).

El desconocimiento de lo qué es la RSE y sus beneficios han generado que en México las empresas aún teman realizar inversión social e incluso consideren que es un aspecto de última necesidad para la organización. Continúa siendo común el desconocimiento de tendencias internacionales en materia de RSE como la Globlal Reporting Initiative, los Principios del Pacto Mundial de la ONU y otros estándares internacionales.
De acuerdo con diversos estudios sobre las condiciones actuales de la RSE en México, aún las empresas que ya implementan estrategias de RSE tienen grandes áreas de oportunidad, que responden principalmente a la alineación de sus acciones a su giro de negocio, la planificación estratégica de los proyectos y el financiamiento de éstos (Bonilla, 2009).

Un estudio realizado en 2013 reportó que con base en el último censo del INEGI, sólo el 0.027% del total de las empresas que operan, cumplen con los estándares de ser una Empresa Socialmente Responsable (Corresponsables, 2016), aun cuando se ha registrado un interés significativo (86%) (Cemefi, 2013) por parte de los consumidores a adquirir productos y servicios social y ambientalmente responsables.

‍La diversas prácticas de RSE implementadas por las empresas mexicanas estuvieron, en las etapas más tempranas de la RSE, lideradas por la adquisición del distintivo RSE otorgado por el Cemefi que se convirtió en el principal mecanismo de autodiagnóstico, incentivo y reconocimiento para las organizaciones y continúa siendo un referente de buenas prácticas, sin embargo, cada vez se hace más evidente la necesidad de cumplir con estándares más altos y que consideran a la empresa de manera más completa, incluyendo temas de prácticas laborales, gobernanza, derechos humanos, entre otras y que va más allá de la autoevaluación, es decir, que tienen un enfoque de audiencias que además fortalece los vínculos de la empresa con su comunidad.